Pentecostés: libres como el viento

Castillo

José María Castillo es, además de teólogo bien acreditado, buen comunicador. Sabe utilizar los blogs y sigue atrayendo público en sus charlas por todo el mundo. Esperamos que atraiga comentaristas en el blog de esta revista de pensamiento crítico y cristianismo para discutir y matizar. 

Pentecostés es, para los cristianos, la fiesta del Espíritu. Y, como es sabido, la palabra “espíritu” es la traducción del griego “pneuma” (de ahí, “neumático”), que significa, a la vez, “espíritu” y “viento” (R. E. Brown). Por eso, sin duda, Jesús le dijo a Nicodemo: “el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn 3, 5). ¿Qué significa “nacer del agua y del Espíritu”? Jesús lo explica enseguida: “El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a donde va. Así es todo el que nace del Espíritu” (Jn 3, 8).

El viento es libre. Y tiene tanta libertad, que nadie puede encadenarlo. Por eso dice Jesús que no se sabe ni de dónde viene, ni a dónde va. Es el símbolo perfecto de la libertad indomable. Una libertad que está allí donde está el Espíritu, el “pneuma”, o sea: el “espíritu”. Teniendo en cuenta que Jesús no destaca la “fuerza” del viento, que puede llegar a ser un huracán. Lo que Jesús destaca es la “libertad” del viento, que no se deja esclavizar, someter o dominar.

En esta sociedad en que vivimos, cuando nos imaginamos que somos más libres que nunca, ahora – precisamente ahora – es cuando estamos más controlados, más sumisos y además encantados con esta atractiva esclavitud que nos han impuesto. La particular eficacia de este sistema consiste en que “no actúa a través de la prohibición y la sustracción, sino de complacer y colmar. En lugar de hacer a los hombres sumisos, intenta hacerlos dependientes” (Byung-Chul Han). Porque la fuerza, que nos somete, no es el “poder opresor”, sino el “poder seductor”. No le faltaba razón a El Roto cuando, no hace mucho, puso en una de sus mordaces viñetas la figura de un gran mandatario, que le estaba diciendo a la gente: Las dictaduras son innecesarias: ya nadie desobedece.

Por más que nos quejemos de los corruptos y los violentos, cuando veo en el autobús, por la calle o en la sala de espera, a la mayoría de la gente, sobre todo si es gente joven, enganchada al móvil, un móvil que está perfectamente controlado, no se sabe dónde, ni por quién, ni para qué, entonces pienso, con pena y rabia, que “el poder adquiere cada vez más una forma permisiva. Y su permisividad, incluso en su amabilidad, esconde su negatividad y se ofrece como libertad”.

El día que la fiesta de Pentecostés sea, de verdad, la fiesta de los hombres y mujeres libres como el viento, ese día habremos nacido de nuevo. Y en este mundo empezará a ser posible superar la contradicción que hoy nos parece insuperable: armonizar la libertad con la igualdad. ¿Una utopía? Sí. Por la fuerza del Espíritu.

3 thoughts on “Pentecostés: libres como el viento

  1. Luís Troyano Cobo 11:02 pm 6 Jun,2017

    Muy bueno Oscar. Muy profundo, como no podía ser menos de quien salio.

    Boca y River. Dos hinchadas que quieren lo mismo. Ganar. pero unos y otros, tienen idéntico corazón en su pecho. Estúpidamente siguen colores diferentes. De este modo llegamos hasta matarnos. Resumiendo: el ego crea culturas. A trascender……

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  2. oscar varela 5:21 am 6 Jun,2017

    la vida hace muchos de uno;

    la muerte, uno de muchos.

    La religión será una

    cuando mueran los nombres de Dios.

    (Rabindranath Tagore)

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  3. Luís Troyano Cobo 11:00 pm 5 Jun,2017

    Parece que el Sr. A. Duato remarca. No se con que intención. Lo de pensamiento critico y cristiano.

    Yo no soy lo que se entiende por cristiano. Pero no reniego de lo que todos…, los evangelios nos pueden enseñar, para progresar espiritualmente. Otra cuestión si estos evangelios son palabras literales de Jesús. O alegorías de raíz egipcia.

    Me siento legitimado para escribir comentarios aquí. Si alguien entiende que estoy equivocado. Que me lo comunique.  la dirección de este portal, en definitiva. Es la que tiene la palabra.
    Mi corazón es capaz de todas las formas,
    Es claustro para el monje, templo para los ídolos
    Y pasto para las gacelas; es la Kaaba del devoto,
    Las tablas de la Torá, y el Corán,
    El amor es mi creencia:
    Sea cual sea la dirección que tomen sus camellos,
     
    El amor es siempre mi creencia y mi fe.
    Ibn. Arabi

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