Antonio Vázquez OM (1926-2020). Un maestro, un cristiano

Otro gran hombre a quien siega en su plenitud consumada la pandemia. Reproducimos parte de que escribe hoy Xabier Pikaza, a quien se la ido un padre y un amigo. Puede verse completo su post en su blog de Religión Digital . Para Iglesia Viva Antonio Vázquez escribió dos artículos muy recordados, sobre todo el primero de 2005: De las religiones a la espiritualidad. IV.

Ha sido quizá el último gran maestro de la Iglesia de España, maestro en psicología, en humanidad, en moderación crítica, en fidelidad a la esencia, en libertad y amistad, por encima de todas las formas cerradas, en contra de todos los dogmatismos. Ha muerto esta madrugada de lunes 2 de Pascua, 20.4.2020, en la paz del Señor y de su Conciencia, en la Residencia de la Vera-Cruz, de la Merced de Salamanca.

Los últimos decenios de la iglesia de España (=de los jerarcas de la Iglesia de España) hubiera sido distintos, si muchos le hubieran escuchado. Ha sido un hombre tradicional, en el mejor sentido de la palabra… De una tradición dialogante, abierta al futuro; de una iglesia evangélica, respetuosa con las grandes masas, pero empeñada en la creación de grupos humanos, pequeños, de convivencia y oración.

Ha vivido a contracorriente, con gran libertad, con sufrimiento interno, viendo cómo se malgastaban y se mal-dirigían muchas energías de la iglesia hispana. Lo puedo decir, porque lo sé, porque he conversado con él larguísimas horas. No se ha opuesto con violencia, no ha criticado con acritud… ha sufrido en silencio y oración, manteniendo siempre su libertad interna, su verdad profunda.

Se ha dicho con cierta frecuencia que hay una Iglesia que primero hace a los hombres y mujeres, los forma, los capacita para ser…, pero luego los deshace o, por lo menos, los abandona. Así ha sido con el P. Antonio Vázquez, ha podido ser y ha sido casi todo en la CONFER, en la psicología de la Iglesia española, en la Facultad de Psicología de la U. P. de Salamanca, pero luego, cuando se ha ido haciendo mayor, cuando los tiempos han cambiado, le han dejado al lado, como si nunca hubiera existido.

Así ha estado el P. A. Vázquez, largos años, como olvidado de una iglesia que le ha debido y le debe mucho. Pero él creía en un Dios, que es buen pagador, que nunca olvida, siempre acoge, siempre espera…como él nos decía, citando a Teresa de Jesús, hace cuatro meses, en una de nuestras últimas visitas, a Mabel y mi.

Su historia debe ser recordada, y así la recuerdo aquí. Hoy presento su vida y obra en general. Dentro de unos días, en nuevas postales, presentaré algunos de sus estudios y trabajo. Adíós, Antonio. Contigo hacemos el viaje y seguimos…  Todavía siento en mi cabeza la mano de tu última despedida, hace mes  y medio, cuando ya se sabía que andaba por doquier el virus, sin saber que te llevaría de la mano del Señor, a quien has querido, con tus ángeles custodios, que han sido tu gran devoción… pues decía que todo está lleno de ángeles. 

Ha muerto preparado.

Vivía desde hace unos meses en la Residencia de su convento de la Merced (Vera-Cruz) de Salamanca, donde había vivido de estudiante (1950-1954) y después de profesor (1975-2020).  Cuando hace algo más de un año tuvo que dejar su habitación-despacho de estudio para pasar a la residencia de mayores acusó el impacto: Tras más de 70 años de vida activa al servicio de la sociedad y de la Iglesia se sintió de pronto “retirado”, en manos de otros, sin independencia…

Pero sus últimos meses han sido de gran madurez humana y cristiana He solido ir a verle cada mes, y hemos hablado y hemos hablado de todo lo que puede hablarse, como maestro y alumno, como amigos.   Tenía alguna dificultad en la audición, por eso repetía algunas cosas, pero lo hacía siempre (sobre todo al final) con una inmensa atención a los temas principales: La libertad como esencia del hombre, la fe como identidad y fondo de todo conocimiento y relación humana, la búsqueda de la verdad, la presencia de Dios en todos los aspectos y momentos de la vida humana…

Ha sido un hombre paradójico y de la paradoja me habló también la última vez que nos vimos, hace mes y medio, a primeros de marzo, antes de que se declarase la pandemia.

(a) Por un lado, me dijo, todo es racional; todo se puede y se de debe explicar desde el despliegue psicológico de la persona, en un nivel de ética universal y de sentimiento y conocimientos humano. No hay apariciones “inmediatas” de Dios, ni de los santos. Dios y los santos hablan por la vida humana.

(b) Pero, por otra parte, todo es presencia de Dios. No creía en milagros separados de la vida, sino en el milagro de la vida, llena de signos de misterio… Así me fue contando una vez una seria de de acontecimientos de su vida cargados de “presencia”, signos de Dios. Así me dijo que toda su vida había sido una presencia de Dios.

Me despidió con los ojos húmedos de emoción, de cariño, de añoranza, diciéndome “ven la próxima vez con Mabel, como vienes siempre, hablo con ella con mucho gusto y cariño”. Le prometí que vendría, que había ido a una consulta… pero no he podido cumplir la promesa. Entró la pandemia.

Le aislaron en la habitación y en la residencia. Y a pesar del aislamiento le ha llegado la pandemia, y con ella la mano de Dios, la que siempre ha estado a su lado. “Estoy preparado”, me dijo al despedirme… Ciertamente, con 94 años de preparación. Gracias, Antonio, por lo que ha hecho y, sobre todo, por lo que has sido.

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