Danos hoy, Señor, políticos cristianos, aunque sean de izquierdas


En su último número, la prestigiosa revista italiana Il Regno, publica este artículo sobre el significado que tuvo la intervención de nuestro Presidente Carlos García de Andoin (ver texto en ATRIO) en el Congreso de Laicos. IV.

 

España – Congreso de los laicos: danos hoy políticos cristianos. Aun sean de izquierdas.

José Beltrán, director de Vida Nueva

IL REGNO, Attualità, 6/2020, 15/03/2020, pag. 143

El viernes por la noche, justo antes de las diez. Vigilia de oración del Congreso de los Laicos. El escenario es minimalista, desnudo. Oscuridad. Sólo un par de luces, para el cirio pascual y el atril del que interviene. Preside el ministro del Vaticano, Kevin Farrell. Después de escuchar la lectura en la que Jesús invita a sus discípulos a dar sabor y luz a la tierra, siguen las pocas palabras del Prefecto del Dicasterio para los Laicos y la música para la meditación. Silencio. Carlos García de Andoin toma su posición frente a un atril.

No es fácil ofrecer un testimonio de mi compromiso en la vida pública, lo que ha significado para mí responder al llamado, que hemos escuchado hoy, de ser sal y luz”, comenzó el teólogo y psicólogo, fundador de los cristianos socialistas. Su participación en las estructuras eclesiales y en las de su partido es indiscutible. Por un lado, como concejal del municipio de Sestao amenazado por ETA y como asesor del gobierno durante la aprobación de la ley sobre el aborto; por otro lado, como “motor” de la Acción Católica y, en el pasado, miembro del Consejo General del apostolado laico de la Conferencia Episcopal. Pero para muchos de los que tenía delante es un desconocido, porque su vocación se ha expresado siempre estando en segundo plano.

De ahí la sana audacia de ponerlo ante el micrófono en un momento privilegiado del Congreso, lo que aumenta la emoción de los presentes. Especialmente, teniendo en cuenta el hecho de que, no pocas veces en los últimos años, el catolicismo español se ha identificado con una sola opción política y que en los últimos meses algunos más que otros han presentado su programa político envuelto en el Credo. Andoin fue invitado a tomar la palabra mientras el primer gobierno de coalición de nuestra democracia, resultado del acuerdo entre los socialistas del PSOE y Unidas Podemos, da los primeros pasos.

Esta señal proviene de la Conferencia Episcopal Española, que, dirigida por otros pastores, le había dejado de lado, pero que ahora reconoce la importancia de recuperar el espíritu de la Transición y reavivar la llama de los cristianos presentes en todo el arco parlamentario. Algo – o mucho – ha cambiado en la Conferencia Episcopal si no hay problema en dar la palabra a un católico socialista.

El propio García de Andoin era consciente de lo delicado que era contar su biografía: “No es tan fácil hacer referencias a mi compromiso específicamente político”. Lo hizo con serenidad. En algunos momentos con su voz agrietada por la emoción. Tal vez porque se sintió reconciliado. Un regreso a casa para aquellos que se habían mantenido alejados de los congresos de antaño.

“Seguramente algunos de los episodios que podré desvelar -fui promotor y miembro de la Comisión de expertos que se ocupó del Valle de los Caídos (es decir, el traslado del cuerpo de Francisco Franco desde este conjunto monumental)- podrán no ser compartidos por algunos o muchos de los presentes”, se justificó ante una posible reacción condenatoria de los presentes, que nunca llegó.

Al contrario, ocurrió lo contrario. Una ovación espontánea y cómplice para un hombre que se ensució las manos por su fe. “Como no quiero exponer teorías, sino dar un testimonio concreto”, añadió, “debo referirme a las opciones que surgen de mi discernimiento cristiano en la política que, sin embargo, pueden ser diferentes para otras personas, igualmente cristianas”.

 

Opciones nacidas del discernimiento

En su debut defendió la idea de que “no hay política sin tomar partido”. No es ni más ni menos que el misterio de la encarnación. El Todo en un fragmento. Precisamente por eso, como dice la Octogesima adveniens, una misma fe puede llevar a  compromisos políticos diferentes”. “Con compromiso en la política, sin mesianismos ni demonizaciones, se puede hacer mucho por el bien común, por el reino de Dios y su justicia”, dijo García de Andoin.

Luego compartió su militante Vía Crucis: “Cuando decides unirte al partido hay un distanciamiento helador de la comunidad cristiana y del ministerio pastoral, como no lo hay cuando asumes otras formas de compromiso”.

Esta reflexión le llevó a argumentar que “necesitamos un ecosistema eclesial más favorable a las vocaciones laicas en la política. Con las comunidades cristianas tenemos una rica presencia en la sociedad civil; pero, debido a la falta de vocaciones a la política (así como a otras razones), estamos subrepresentados en la esfera pública”.

A continuación relató cómo, con la aportación de Ramón Jáuregui, hace 25 años, cuando dio vida a la corriente cristiana dentro del PSOE: “Una modesta pero explícita presencia en la cultura de un partido de tradición anticlerical y laicista que, sin embargo, hace de la igualdad la estrella polar de su acción política, algo que tiene mucho en común con la maldita costumbre bíblica de ponerse del lado de los pobres”.

Sobre su compromiso en los duros años de ETA dijo que “no había muchos candidatos a concejal cuando, el primer día de la campaña, te ponen una escolta al lado y te unes al grupo de los que estaban bajo la amenaza de una  mira telescópica o de ser señalado en la calle. Pasé ocho años en compañía de un ángel de la guarda, lo cual tuvo un impacto no sólo en mí, sino más aún en mi esposa e hijos que entonces tenían 6 y 4 años”.

También se refirió a su posición con respecto a la aprobación de la ley de plazos para practicar el aborto. “Sólo podía concebirlo como un mal menor. Me jugué mi cargo, estaba en el gabinete político del gobierno. Conseguimos al menos que se reconociera la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios”, recordó. Este hecho le llevó a señalar que “cuando tienes como referencia valores escatológicos y la realidad, por otro lado, se complica, estás tentado de tirar la toalla. En última instancia, tentado de abandonar la acción política y volver al calor de la parroquia”.

Sin embargo, algo le impulsó a no abandonar: “Jesús no se fue, sino que permaneció en pié, incluso cuando vio que tenía todas las de perder”. Así, lo mismo que expuso este momento crítico a los 2.000 presentes en el Congreso de laicos, reveló “el mejor momento de esos años”: cuando “Ramón Jáuregui, a propuesta de la editorial PPC, en su libro Cincuenta cartas a Dios escribió: Hoy no creo en ti, pero te tengo por mi aliado“.

García de Andoin finalmente miró a Roma, y entusiasmó a los presentes: “Como dice el Papa Francisco, necesitamos políticos y mujeres políticas a quienes duelan los pobres. Señor, gracias por esta misión, especialmente gracias por tu compañía en los momentos de soledad”.

Y terminó con una oración: “Danos vocaciones laicas para la política. También aquí nos llamas, en esta noche, a ser sal y luz”. En ese momento llegaron aplausos que no esperaba. La redención. Y la vigilia continuó.

Con la adoración.

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