Xavier Domènech en Iglesia Viva

DOMENECHEra 2014. Se estaba rumiando la revolución del 15 M. ¿Se podía y se debía enfocar esa indignación popular espontánea hacia un movimiento político? Iglesia Viva invitó a hablar sobre ello al hoy líder catalán de Podemos  en su número 259: Movilización ciudadana responsable.

 

Asaltando muros

De movimientos sociales a movimientos sociopolíticos (2011–2014)

Xavier Domènech Sampere. Universitat Autònoma de Barcelona

“Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría?” (William Blake, 1794. Frase código de Anonymus durante las movilizaciones de 2011–2012)

La crisis, entendida aquí no tan sólo en su aspecto económico, sino en su vertiente orgánica, es decir, como gran transformación social, cultural y política, ha supuesto una mutación en el campo de los movimientos sociales en la que todavía nos encontramos. Es difícil determinar ahora hacia dónde nos llevan estos cambios, pero sí que podemos apuntar ya algunas tendencias y, sobre todo, ver cómo estos han entrado en una nueva fase de su historia.

Nada parece ya ser como antes y los viejos esquemas de análisis sobre el carácter de los movimientos sociales en occidente –análisis que eclosionaron durante la década de los setenta y se hicieron fuertes durante la década de los ochenta y noventa– han envejecido a marchas forzadas. Estos esquemas provenían de la idea de una actuación de los movimientos sociales en el marco de sistemas políticos más o menos estables. Contexto en el que los movimientos sociales “clásicos”, aquí centralmente el movimiento obrero y también a otra escala el movimiento vecinal, participaban de una estrategia neocorporativa de concertación con el Estado y las patronales. Mientras, por otro lado, lo que se convino en llamar Nuevos Movimientos Sociales (NMS) de carácter “postmaterialista” (en este caso en un corte demasiado forzado entre lo viejo y lo nuevo se incluían movimientos como el ecologista, el feminismo, el pacifismo y ya en último término los movimientos antiglobalización a caballo del cambio de milenio) incluían nuevas cuestiones en las agendas políticas. Aunque, de todas formas, parecía que sus impactos eran cada vez menos políticos y más culturales, privilegiando así el análisis de las redes que les daban forma, las identidades implicadas y su incidencia en las transformaciones socioculturales. Todo ello partiendo del presupuesto de fondo que nos encontrábamos en un contexto de sociedades integradas, estables y en evolución más o menos armoniosa. Todo esto, como tantas otras cosas, se ha venido abajo.

[Para leer el artículo completo (12 páginas más): Domènech en 259]

Dejar un comentario