Andrea Grillo es un teólogo seglar italiano que ha terciado en la polémica suscitada por el card. Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sobre la reestructuración teológica del papado. El artículo que reproducimos está publicado en su blog Munera.
Es la Congregación quien necesita “reestructuración teológica”. Una útil relectura de Huenermann.
El acalorado debate en torno al “proyecto” de la Congregación para la Doctrina de la Fe de “dar estructura teológica” al papado de Francisco (y de Juan XXIII) parece poner el dedo en una llaga, que va más allá de las partes mutuamente involucradas en la actualidad. No hay duda, en efecto, que este importante órgano para la vida de la Iglesia tiene que someterse a una “profunda reestructuración”, precisamente tras el giro que el Concilio Vaticano II introdujo en el cuerpo de la Iglesia.
Con él, de hecho, cambió profundamente la relación entre la “revelación” y “cultura”. El órgano que se había colocado tradicionalmente en una muy delicada función de ser “garantía” de la ratio fidei estaba destinado, tarde o temprano, a someterse a un profundo cambio en los procedimientos que emplea para garantizar “la continuidad y la autoridad de la ratio fidei“.
Esta tensión, que ya está escrita en la historia de los últimos 50 años, ha alcanzado un punto de no retorno en los últimos meses. Hasta la paradoja de que, frente al contraste entre “lógicas diferentes”, se puede llegar a teorizar una “normalización del Papado” por la Congregación, con una inversión clara y contundente de la relación entre medios y fines. Y es muy significativo que la intención de intervenir para “reestructurar” se concentres en los dos papas que más lúcidamente promovieron este “gran cambio”.
Puede ser útil para escuchar de nuevo, ocho años más tarde, lo que escribió el P. Huenermann acerca de la función de la Congregación, con motivo de la Notificación sobre las obras de Jon Sobrino en 2007 (la versión italiana se puede leer en: http://www.queriniana.it/blog/il-caso-jon-sobrino/93 )
“La relación entre el Papa y los obispos, por un lado, y los teólogos, por otro, asume una importancia indiscutible para la vida de la iglesia en el futuro. La Congregación para la Doctrina de la Fe hoy se encarga de la importante función de proteger la calidad de la teología, preocupándose que la teología desarrolle verdaderamente la ratio fidei. Cuando, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se ha llegado continuamente a conflictos graves, que dañan la consideración de la iglesia y de su camino en la fe, esto no se debe simplemente a la gente que trabaja allí y a su formación más o menos amplia o profunda. Este tipo de deficiencias son solamente un potenciador de los conflictos. La razón principal está en el hecho de que la Congregación para la Doctrina de la Fe –organización que sucede al Santo Oficio–, en el fondo, conserva aún la estructura de una autoridad premoderna de censura, compo existía en todos los Estados europeos.
La protección moderna de calidad en el campo de las ciencias está estructurada de manera diferente, trabajando junto a ellas e implicando –según las posibilidades– a las autoridades en la toma de decisiones de carácter político y administrativo. También la ratio fidei, en una sociedad bastante compleja como la que se está formando hoy, debe ser revisada junto a los graves problemas del momento y a las escorias adheridas de carácter social, económico y humano. Esta tarea tiene un grado de complejidad ante la cual una autoridad de censura de viejo estilo no es capaz de reaccionar desde el punto de vista técnico-organizativo. La Congregación para la Doctrina de la Fe necesita una reorganización inteligente”.
Casi una década después, esas palabras de P. Huenermann tienen hoy una especial actualidad. No se trata, evidentemente, de “dar estructura teológica al papado”, que definitivamente no es responsabilidad de la Congregación, sino de “dar estructura teológica a la función realizada por la Congregación”, por inserirla armónicamente entre la revelación, la fe y la cultura, ya no pensadas de acuerdo con los estilos y prácticas de un mundo tradicional y de una Iglesia pre-moderna.
A esta delicada tarea deberá también atender una reforma seria de la Curia Romana.
[Traducción de Iglesia Viva]
Quizás sea innecesaria a nivel central y supremo un organismo vigilante o policíaco que ya nadie respeta. Quizás lo que la Iglesia Jerárquica Vaticana necesite en lugar de la CDF es un organism que colecte y organice y ofrezca a las instancias que el propio Francisco ha creado para garantizar un incremento en la colegialidad y al propio Papa, una actualización sumaria o no de cómo la Iglesia Universal palpita y piensa y vive de manera que el Papa y los obispos del Mundo puedan ejercer el mandato de confirmer a sus hermanos o de canalizar la continua acción inspiradora ecclesial de manera que todas las Iglesias particulares se mantengan en comunicación y communion.
No me canso de proponer que Nota más importante de la Iglesia es ser comunicante. mucho más que una, católica, santa o apostólica. Estas últimas cuatro debieran ser sub-notas de la primera si se ha de creer aquello que sugiere Juan 3, 8.