Se dice oficialmente que el papa Ratzinger está ahora dedicado al silencio y la oración. Pero de vez en cuando tiene intervenciones que parecen dardos. Este elogio póstumo de quien fue arzobispo de Colonia y uno de los cuatro cardenales que plantearon en público dudas saduceas a Francisco es un ejemplo. Toda la unción de piedad no pueden ocultar cómo él se alinea con los cuatro cardenales y teme por la Iglesia en manos de Francisco. Y ¡cómo han acogido los de Infovaticana y otros este respaldo “papal” a los críticos del papa de verdad!
Ciudad del Vaticano, 11-7-2017
En esta hora, en la que la Iglesia de Colonia, personas de fe despiden al cardenal Joachim Meisner, mi corazón y mi pensamiento están con ustedes y con mucho gusto siguiendo los deseos del cardenal Woelki, dirijo unas palabras de recuerdo hacia él.
Cuando supe el miércoles pasado por una llamada telefónica de la muerte del cardenal Meisner, no lo creía al principio. El día anterior, habíamos hablado por teléfono. En su voz sonaba el agradecimiento de que había llegado la hora de sus vacaciones y de haber estado previamente el domingo 25 de junio en la beatificación del obispo Teofilius Matulionis en Vilnius. El amor por las iglesias en los países vecinos del este, que habían sufrido bajo la persecución comunista, así como la gratitud por el aguante en los sufrimientos de ese tiempo le ha influido a lo largo de su vida. Por lo que probablemente no es una coincidencia que en su última visita de su vida ha sido considerado como uno de los confesores de la fe en esos países.
Lo que más me impresionó en las recientes conversaciones con el cardenal difunto era su relajada serenidad, la alegría interior y la confianza que había encontrado. Sabemos que él, el apasionado pastor y padre espiritual, fue duro, dejar su cargo y esto precisamente en un momento en que la Iglesia necesita con mayor urgencia pastores convincentes que se resistiesen a la dictadura del espíritu de la época y decididamente vivir con fe y razón. Pero más aún me conmueve que ha aprendido a dejarse ir en este último período de su vida y vivirla con la profunda certeza de que el Señor no abandona a su Iglesia, aunque a veces la barca esté a punto de zozobrar.
Dos cosas lo han hecho cada vez más feliz y seguro en los últimos tiempos.
– Por una parte, me ha dicho en repetidas ocasiones, cómo le llena de profundo gozo experimentar en la penitencia, como los jóvenes, especialmente los jóvenes, experimentan la gracia del perdón – el don de haber encontrado verdaderamente la vida que sólo Dios puede darles.
– La otra cosa que siempre le ha emocionado y feliz aceptó, fue el crecimiento silencioso de la adoración eucarística. En la Jornada Mundial de la juventud en Colonia este fue un punto central – que había adoración, un silencio en el que sólo el Señor habla a los corazones. Algunos expertos de pastoral y liturgia creían que ese silencio no podía alcanzarse a los ojos del Señor con un número tan grande de personas. Algunos de ellos eran también de la opinión que la adoración eucarística era anticuada como tal, puesto que el Señor se recibiría en el Pan eucarístico y no de otra manera. Pero no se puede comer este pan como cualquier alimento, el Señor en el Sacramento Eucarístico pide “recibir” todas las dimensiones de nuestra existencia- El hecho de que la recepción deba ser adorada se ha vuelto muy claro. Por ejemplo, la adoración eucarística del día mundial de la juventud en Colonia se ha convertido en un evento interior que no sólo fue memorable para el cardenal. Desde entonces, este momento siempre ha estado invariablemente presente y ha sido una gran luz para él.
Cuando la última mañana el cardenal Meisner no apareció en la Misa, fue encontrado muerto en su habitación. El Breviario se había escapado de sus manos: había muerto orando, a los ojos del Señor, en conversación con el Señor. El tipo de muerte que le fue otorgado muestra una vez más cómo vivió: a los ojos del Señor y en conversación con él. Así podemos alabar su alma a la bondad de Dios. ¡Señor, te agradecemos el testimonio de tu siervo Joachim ¡ ¡ Ahora que sea un intercesor de la iglesia de Colonia y de toda la tierra!
Benedicto XVI. Papa Emérito.
El funeral en Colonia del Cardenal Meisner se puede mirar completo en https://www.youtube.com/watch?v=I6Et0kWsVDY y dura un poco más de 3 horas. La Secretaría de Estado nombró legado de Francisco al funeral al Cardenal Péter Erdő arzobispo de Budapest y primado de Hungría y en esa función le correspondió leer el telegrama de Francisco al final de su propia homilía-elogio de Meisner. Al final de la misa el arzobispo G. Ganswein, Prefecto de la Casa Pontificia y aún secretario de Benedicto XVI, leyó la carta de Benedicto que fue seguida de aplausos.
La prensa ha comentado el silencio después de la homilía y la lectura de la carta de Francisco por el cardenal Erdő quien en el sínodo se opuso a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Cada uno lo puede interpretar como guste, pero me basta saber que después de la homilía no se aplaude.
Benedicto aclara al comienzo que escribe la carta a invitación del sucesor de Meisner en ambas, la sede de Berlín (desde 2011) y la de Colonia, Rainer Maria Woelki —a esta última le nombró Francisco en 2014 tras el retiro por edad de Meisner— quien ha favorecido el respeto a las parejas gays, fue elector de Francisco en 2013 cuando solo tenía 57 años y ya era arzobispo de Berlín —sede de la que históricamente han salido los arzobispos de Colonia— y no tiene fama de conservador.
Me parece que el derecho de Benedicto a escribir su carta como lo hizo le viene no de la Declaración de Derechos Humanos, sino porque siendo amigo de Meisner, y habiendo pasado a ser un teólogo conservador desde poco antes de su nombramiento como arzobispo de Münich y Freising en 1977 en reacción a algunas de las medidas sobre todo en la liturgia que tomó Pablo VI, me parece que solo expresó su sentir y en la carta no dice nada en contra de Francisco y solo elogia a alguien de quien estuvo muy cercano por muchos años. No hay que ser mago para suponer que Benedicto no aprueba muchas de las cosas que hace y dice Francisco. Con la fama de compleja y corrupta que es la curia, sabiendo la historia de Benedicto y su rol en mantener a Juan Pablo II a cargo de la Iglesia cuando ya el pobre viejo estaba decrépito, no me extraña que hasta conspire contra Francisco. No creo que éste sea tan ingenuo como para no suponerlo o saberlo. Quien decidió mantener a Ganswein como prefecto de su propia casa pontificia fue Francisco y debió saber que al hacerlo creaba un puente entre su gobierno y el papa anterior. La lealtad de Ganswein a Benedicto no debe ser cuestionable e imagino que Francisco lo sepa. La curia vaticana es un nido de serpientes y lo ha sido por siglos. No creo que las víboras que eligieron a Francisco lo hayan elegido para que les quite el poder y por eso no me extraña que Francisco nade en dos aguas cuando tenga que hacerlo o le convenga.
A mí me avergüenza que se critique la libertad de opinión, y más aún el derecho a despedir a un amigo, como parece el caso. Comprendo que la condición de católico está íntimamente ligada a la intolerancia y al sectarismo, de ahí que se critique la carta que en buena medida debiera de soportar el papa emérito por actitudes similares por su parte durante su papado.
Me de verguenza la carta del papa emérito. Si de verdad quiere el bien de la Iglesia, debe confiar en el Espíritu Santo que tambien está en el actual papa tanto como en él. Cuesta aprender a morir. Lo que este señor debía haber hecho es aljarse de Roma y dedicarse a la oracion para pedir por esta Iglesia que él dirigió. Que calle de una vez y deje actuar aal papa Francisco,