Este tal vez sea el Sínodo de los Obispos que está atrayendo menos la atención de los medios. El mismo trabajo preparatorio sobre la situación y la opinión de los jóvenes no fue tan respondido como el anterior sobre la familia. Ahora se prepara ya la aprobación del documento final. Por lo que decía ayer Phyllis Zagano, no se va a hacer mucho caso de los deseos de incorporación de la mujer en la Iglesia. Y parece que no va a cambiar la postura eclesial respecto a los LGTB. Aquí traemos una reciente crónica de Iacopo Scaramuzzi en Vatican Insider. IV.
El Sínodo sobre los jóvenes (del 3 al 28 de octubre) llega a la «recta final», según expresó el vocero vaticano Greg Burke. Y cada vez se nota más su naturaleza de diálogo entre las diferentes culturas de origen de los padres sinodales, expertos, delegados y jóvenes “oidores”.
«No tenemos las mismas experiencias ni las mismas preocupaciones, pero tenemos muchas cosas en común», dijo durante la rueda de prensa cotidiana monseñor Bienvenu Manamika Bafouakouahou, obispo de Dolisie (República Democrática del Congo). El tema de la migración, por ejemplo, a menudo es afrontado insistiendo en que quienes migran de África buscan un futuro mejor en otras partes, «y no es falso, pero yo he insistido en que la causa es una trastorno del ecosistema provocado por las industrias de extracción; los jóvenes son expulsados de sus tierras, con la complicidad de las transnacionales, los jóvenes son asfixiados y buscan aire puro en otros lugares», explicó el religioso africano. En general, indicó, en el Sínodo «ha habido universalidad de temas, no se puede decir que haya temas eurocéntricos: claro, algunos aspectos importantes que para mí, que provengo de África, no llaman la atención necesaria, mientras, por ejemplo, la cuestión LGBT es un tipo de argumento que en África existe, pero no con la misma amplitud, no es una verdadera preocupación, se puede hablar de una preocupación bastante europea. Son, pues, detalles de este tipo los que pueden ser eurocéntricos, pero en general África se encuentra en los temas universales afrontados».
Para el jesuita italiano Antonio Spadaro, director de la revista “La Civiltà Cattolica”, «en nuestras discusiones sinodales surge una gran complejidad y diversidad: la Iglesia está cada vez más inmersa en el contexto en el que vive, las diversidades aumentan, la discusión es más rica y más compleja, incluso nivel lingüístico. Esto ya había surgido en los Sínodos anteriores y surgirá cada vez más. Es un gran desafío positivo para la Iglesia, llamada a ser cada vez más plural, capaz de escuchar a las diferentes culturas y de sumergirse. En este sentido, se puede hablar del Sínodo como un evento casi milagroso, el hecho de compartir la misma fe a pesar de estar encarnada en contextos culturales tan diversos». El prefecto del dicterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, reivindicó que durante las ruedas de prensa cotidianas, en estas tres semanas de asamblea, se han expuesto temas diferentes y han intervenido padres y “oidores” de los países más diferentes, con una «representación de la Iglesia y de los temas de los que se discutía, no eurocéntricas». También el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, subrayó que desde la fase preparativa del Sínodo ha habido una «atención por la diversidad y la complejidad de los contextos», y también en el grupo lingüístico en el que trabajó, formalmente en inglés, «¡wow —exclamó el cardenal filipino—, usaban ocho o nueve tipos diferentes de inglés! Estar en el grupo inglés no significa que queramos decir lo mismo cuando pronunciamos la misma palabra: este es un desafío para la Iglesia, encontrar un terreno común en medio de la diversidad».
En el Aula, hoy por la mañana, se «ilustró brevemente» un borrador del documento final del Sínodo, al cual los padres sinodales podrán proponer cambios y enmiendas mañana, refirió Ruffini. También subrayó que un caluroso aplauso recibió el texto, que actualmente es más breve que el documento de trabajo (“Instrumentum laboris”). El sábado se llevará a cabo la votación, punto por punto, del documento, con la mayoría de las dos terceras partes.
En el texto, explicó el cardenal Tagle respondiendo a una pregunta sobre la aparición del acrónimo “LGBT” en los documentos preparativos, habrá una referencia a la cuestión de la homosexualidad y a la necesidad de un enfoque acogedor por parte de la Iglesia. «En las intervenciones en el Aula y en los grupos lingüísticos la cuestión fue planteada muchas veces», explicó el purpurado filipino. «El llamado a que la Iglesia sea acogedora, una Iglesia que mire la humanidad de todos, siempre está presente, no solo en un único tema, sino como espíritu de fondo. Hemos recibido el borrador esta mañana, y es espeso, pasaremos la tarde y la noche leyéndolo, pero debo decir que creo que el tema en el documento estará presente; con qué forma y con cuál enfoque no lo sé, pero confío en que formará parte del documento». En cuanto al específico tema de la admisión de personas homosexuales en los seminarios, «queda muy claro —insistió Tagle— que aunque tengamos un constante respeto de la dignidad humana, hay también algunos requisitos que debemos considerar para el ejercicio propio de un ministerio: esperamos que una posición humana no sea vista como contradictoria con requisitos para un trabajo específico».
Durante la rueda de prensa, el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, Myanmar, citó el drama de las jóvenes mujeres que son víctimas del tráfico de personas en China, debido a la política del hijo único que se aplicaba en el país, para subrayar el compromiso de la Iglesia en la prevención y en la lucha contra la trata de seres humanos, así como en el ámbito educativo y de lucha contra la pobreza y las dependencias. Monseñor Bienvenu Manamika Bafouakouahou recordó la «presencia casi permanente del Papa» en las sesiones de trabajo sinodale, empeñado principalmente en escuchar: «intervino de tanto en tanto: normalmente cuando está el jefe hay una especie de silencio; él, al contrario, animó la discusión». La reunión de hoy por la mañana, explicó Ruffini, concluyó con una broma de los dos secretarios especiales de la asamblea, el jesuita Giacomo Costa y el salesiano Rossano Sala, que indicaron que el primer milagro del Sínodo ha sido la concordia entre un jesuita y un salesiano.