Prisionero de sus prejuicios

Para darse cuenta del amplio debate teológico que ha promovido el último escrito de Ratzinger, debate en el que habrá que seguir profundizando, nos parece oportuno dar a conocer en texto traducido directamente del original alemán en Katholichs.de,la Declaración de los portavoces de la Asociación alemana de Teología Moral sobre el análisis del abuso sexual publicado por Joseph Ratzinger/Benedito XVI. IV.

El ex papa Benedicto XVI, el Cardenal Joseph Ratzinger, pretende ayudar a la Iglesia Católica sacudida por el escándalo del abuso sexual. El 11 de abril de 2019, presentó un análisis de cómo, en su opinión, los sacerdotes y religiosos católicos cometieron delitos sexuales contra menores. El tema de la teología moral también está en la picota: Dice él que desde los años sesenta se ha producido un “colapso de la teología moral católica que ha dejado a la Iglesia indefensa frente a los acontecimientos de la sociedad”. Como portavoces elegidos de la Asociación alemana de Teología Moral y en consulta con numerosos colegas, adoptamos la siguiente posición sobre esta acusación difamatoria, que denigra la reputación de antiguos y actuales miembros.

Según la convicción del antiguo papa entre 1960 y 1980, los estándares previamente válidos en la moral sexual se “rompieron” de una manera que condujo a una “falta de normas”. Esta sociedad moralmente insostenible habría tolerado la pedofilia, así como la sexualidad juvenil, la anticoncepción o el comportamiento homosexual. La teología moral ya no se había opuesto a este desarrollo, porque se había vuelto relativista y ya no se sentía sometida a las claras prohibiciones de la tradición. Además, se había caído en el error de que el hombre puede reconocer sin instrucción divina y sin autoridad eclesiástica cómo debe comportarse humanamente.

El intento de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI de culpar del escándalo de los abusos a las revueltas sociales de los años 60 a 80 y a las reformas en la teología moral no es en absoluto nuevo. Ya en el pasado ha retratado a la iglesia como víctima de un mundo hostil. Se oculta el hecho de que fueron los responsables de la iglesia quienes encubrieron a los perpetradores y aceptaron a las víctimas mediante la negación y el ocultamiento. Así como el hecho de que primero un público moralmente sensible y sus medios de comunicación tuvieron que despertar a la iglesia de su letargo moral. Bajo su propio impulso, los responsables de la Iglesia no estaban en condiciones de reaccionar adecuadamente ni de hacer frente a la situación, como muchas víctimas nos dicen repetidamente.

El análisis de Joseph Ratzinger/Benedikt XVI se basa en una serie de falsos supuestos y es considerado por nosotros como una contribución infructuosa e inapropiada a la evaluación de la crisis de lo abusos.

  1. En las reflexiones de Joseph Ratzinger/Benedikt XVI, los hallazgos y estudios científicos humanos o sociales no juegan ningún papel. Su forma de elaborar l teología desarrollada sólo puede percibir el fenómeno el abuso de una forma distorsionada. No se hace ninguna distinción entre los distintos perfiles de los trasgresores. No todos los abusadores son pedófilos en el sentido médico. La homosexualidad como tal no es una causa de abuso.
  2. Es bien sabido que el fenómeno del abuso sexual ha sido una característica de la historia de la Iglesia. Es engañoso sugerir que el abuso no ocurrió en ambientes católicos que no fueron tocados completamente por ninguna emancipación sexual o renovación teológica. La transfiguración antihistórica del pasado se olvida cínicamente de las víctimas de las estructuras autoritarias o patriarcales. En la imagen de la Iglesia que tiene el antiguo papa, las estructuras eclesiásticas pecaminosas, que han existido en todo momento, no tienen cabida.
  3. La representación del desarrollo renovador de ls teología demuestran una falta de esfuerzo intelectual. Joseph Ratzinger/Benedicto XVI instrumentaliza el tema del abuso para repetir su conocida crítica a una teología moral cuyas posiciones no comparte en el campo de la ética sexual. Se le acusará de no estar dispuesto a emitir un juicio objetivo. Quien, por ejemplo, niega moralmente y teológicamente que un acto homosexual en una relación de pareja estable sea siempre y en todo caso un pecado grave, no legitima al mismo tiempo la violencia sexual. Quien, por ejemplo, critica moralmente el rigorismo convencional de condenar todas las formas de anticoncepción, no habla de falta de normas. ¿No puede o no quiere Ratzinger/Benedicto XVI ver que la apreciación teológica moral de la dignidad y los derechos de todos los seres humanos no conduce a la arbitrariedad moral?
  4. A escala mundial, después de la Segunda Guerra Mundial, nos enfrentamos a un cambio en las creencias normativas, no a su desaparición. Tanto la “nueva” como la “vieja” ética conocen obligaciones morales incondicionales! El litigio se refiere a qué actos entran en esta categoría y por qué motivos. Con la nueva evaluación de la pena de muerte, el papa Francisco sólo mostró en 2018 cómo es posible un cambio de doctrina si se reinterpreta la norma de la dignidad humana.
  5. Si hoy en día toda forma de violencia sexuali está moralmente y legalmente prohibida, eso se debe más a los recientescambios en la regulación moral de la sexualidad y el género que a los llamados “valores tradicionales”. El valor jurídico de la autodeterminación sexual no es una invención de la Iglesia Católica. La tradición glorificada por Joseph Ratzinger/Benedicto XVI no condenaba generalmente el abuso sexual desde la perspectiva de las víctimas. A menudo estaba más preocupaba por la “pureza” sexual del clero que por la integridad sexual de los niños y adolescentes.
  6. Siempre fue preocupación de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI no dejar que la fe y la razón se desligaran en la Iglesia Católica. Su reciente “análisis” amenaza esta cohesión porque se niega a apreciar, sin prejuicio, los esfuerzos moral-teológicos hacia una ética cristiana de libertad y responsabilidad y los hallazgos científicos sobre el abuso sexual.

Prof. Dr. Christof Breitsameter, Prof. Dr. Stephan Goertz

Munich/Mainz, 14 de abril de 2019

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