Carlos García de Andoin, presidente en funciones de la Asociación Iglesia Viva, ha hecho hoy estas declaraciones a Religión Digital. Carlos ya escribió hace unos en nuestra revista un artículo sobre El caso de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caidos. Hoy vuelve sobre el tema respondiendo a José Manuel Vidal.
(José M. Vidal).- Sabe del Valle de los Caídos casi tanto como el prior de su abadía. No en vano, Carlos García de Andoin fue el secretario de la Comisión de Expertos que abordaron el tema en el Gobierno de Zapatero. Para “resignificar” Cuelgamuros, el experto propone convertirlo en un memorial de todas las víctimas, en un Centro de Interpretación de la Guerra Civil y en un monumento laico a las víctimas, además de dignificar los restos y encomendar la presencia religiosa a una comunidad que “sea insturmento de reconciliación entre españoles, sin partidismos”.
¿El Gobierno del presidente Sánchez está siguiendo en el tema de la exhumación de Franco las recomendaciones que se hacían en el informe de la Comisión de Expertos, de la que usted fue secretario?
La Comisión de Expertos fue consciente plenamente de la imposibilidad de resignificar ex novo el Valle de los Caídos. Pero era partidaria de hacer una relectura democrática del Valle como memorial de víctimas, de todas, insisto, de todas las víctimas de la Guerra Civil.
Esto implicaba que Franco, que no fue víctima, está fuera de lugar. El Decreto-Ley del 24 de agosto adopta precisamente este punto de vista. Y ciertamente es un paso resignificador muy importante. El Valle dejará de ser mausoleo del dictador.
Luego está por ver qué más actuaciones se proponen. Desde luego, exhumar a Franco y luego dejar el Valle tal cual, no se corresponde con las recomendaciones de la Comisión.
¿Qué hacer con el Valle una vez exhumados los restos del dictador: memorial de las víctimas, cementerio civil…?
La Comisión propuso básicamente tres actuaciones: la primera, un Centro de Interpretación. Se trata de explicar, no de destruir, ni de edulcorar. Es lugar es lo que es, con toda su fuerza simbólica. Históricamente, un monumento para perpetuar la memoria de una victoria bélica, fruto de un golpe de Estado ilegítimo contra la República. Estéticamente, un ejemplar de arquitectura fascista y nacional-católica del siglo XX. Constructivamente, un monumento construido a base de un peonaje bajo el sistema de redención de penas por el trabajo, de reclusos que lo eran por sus ideas políticas republicanas. Todo esto hay que explicarlo, con toda la didáctica posible, para que los visitantes conozcan la verdad del monumento.
¿Y las otras dos actuaciones que mencionabas?
Sí. La segunda actuación a destacar que proponíamos es levantar un memorial laico en un lugar central, en la explanada de entrada, por ejemplo, que recuerde nombre a nombre, a cada una de las víctimas allí exhumadas. Un lugar de recogimiento, silencio, respeto, memoria, donde la persona que no es católica pueda sentirlo como propio.
Y la tercera, la dignificación de la situación de los restos. Un país no puede tener en lonjas-criptas huesos amontonados, mezclados con tierra, en columbarios rotos, … Urge una labor de ordenamiento, limpieza y reubicación de los restos en columbarios nuevos, ¡por dignidad! con la memoria de los muertos.
¿Qué piensas sobre las peticiones de exhumaciones de restos de republicanos?
He tenido oportunidad de escuchar a hijos y nietos contar la tragedia de cómo les fueron arrebatados sus padres y sus abuelos para ser fusilados. También cómo, sólo tras muchos años y pesquisas infructuosas, han acabado por saber que fueron llevados al Valle, por supuesto sin su consentimiento.
Francamente, si tuviera a mi abuelo allí, no cejaría en vida hasta conseguir traerlo al cementerio del pueblo. Es verdad que hay dificultades para el acceso y la identificación, pero, gracias a los avances de la investigación genética, esta tarea es cada vez más factible.
El tabú que rodea al Valle de los Caídos, que lo hace intocable, debe ceder ante la reivindicación humanista de los familiares de las víctimas. Esto es lo que los familiares de los hermanos Lapeña con el abogado Eduardo Ranz, están consiguiendo, gracias a la sentencia firme del juez que obliga a Patrimonio Nacional a proceder a la exhumación.
Hay también familiares de víctimas del lado nacional que también comparten la aspiración de exhumar a sus padres y abuelos. Esta demanda va a ser creciente.
Será necesario impulsar con universidades, entidades forenses y sociedades científicas una labor de investigación documental y de identificación genética, para poco a poco, rastrear los itinerarios de los restos -hay fosas vaciadas en su momento- y su ubicación actual en las criptas, y para proceder a la identificación de las más de 33.000 víctimas, puede que hasta 40.000, que allí yacen. Esto también reclama desarrollar un banco de ADN.
¿Los monjes benedictinos, claramente opuestos a la exhumación, deberían salir de la abadía del Valle?
Entre las tareas de la posible fundación gestora del Valle de los Caídos, en diálogo con el arzobispado de Madrid y con la Orden benedictina -Abades de Solesmes, Silos y Leyre- está clarificar la razón de ser de la abadía del Valle de los Caídos.
Hay dos premisas, la primera, la permanencia de una presencia de Iglesia en el lugar, que puede adoptar diferentes formas; la segunda, que esta presencia debe ser signo e instrumento de reconciliación entre los españoles, sin partidismos.
Habrá que examinar si la comunidad benedictina está en condiciones de significar este servicio de reconciliación. Desde luego, su práctica hasta el presente me lleva a ser pesimista. Y no por falta de oportunidades. La propia comunidad tiene un debate entre espirituales y políticos. Es por lo que ya en dos elecciones no han llegado a las mayorías requeridas por la regla benedictina para elegir Abad.
¿Pensó el Gobierno, como algunos dicen, en demoler la cruz del Valle de los Caídos?
En lo que conozco, la demolición de la cruz no ha sido una opción de ningún Presidente de Gobierno socialista, ni de Sánchez, ni tampoco antes de Zapatero. Tampoco de Ramón Jáuregui, quien, como ministro de la Presidencia, tomó la iniciativa en 2011 de crear la Comisión de Expertos y encargarle la elaboración de un Informe.
¿Qué le parece el papel que ha jugado la jerarquía de la Iglesia en todo el proceso?
Hay claramente dos etapas. Bajo el liderazgo del cardenal de Madrid, Antonio María Rouco, no hubo colaboración a pesar de los puentes tendidos por el Gobierno para que la Iglesia se implicara en los trabajos de la Comisión de Expertos. Sin embargo, con el cardenal Carlos Osoro, y con Ricardo Blázquez, como presidente de la Conferencia Episcopal ha cambiado la actitud notablemente.
Por un lado, en el apoyo a las recomendaciones de la Comisión de Expertos, hechas en clave de diálogo y reconciliación. Y por otro lado, en el respetar las decisiones legítimas del Gobierno y en hacerlas respetar al Prior del Valle de los Caídos. Hay que subrayar también que los abades de Solesmes, Silos y Leyre, y el propio Vaticano han remado en la misma dirección.
¿Qué opina de la propuesta del cardenal Osoro de acoger los restos de Franco en la cripta de La Almudena?
Creo mejor destino el cementerio de Mingorrubio en El Pardo donde se encuentra el Panteón que mandó construir y donde yace su mujer, Carmen Polo. En cualquier caso, la Iglesia y, concretamente el cardenal Osoro, puede tener un papel importante a la hora de establecer un diálogo con la familia para que ésta acoja los restos de Franco y se ponga de acuerdo con el gobierno sobre su destino final.
Los conservadores aseguran que la jerarquía española está siendo desagradecida con el político que evitó que fueran asesinados más sacerdotes y la dotó de grandes privilegios, después.
Lo mismo dijeron del Vaticano II, cuando afirmó la libertad religiosa y política. Y de Pablo VI. Decían que no quería a España. Y de los movimientos apostólicos obreros y estudiantiles de Acción Católica que nutrían la lucha antifranquista. Es una manera de ver la historia extremadamente parcial.
Probablemente sin sublevación y, consecuentemente, sin guerra civil, habrían muerto muchísimos menos. Sé que es un futurible, pero no lo es que el bando nacional también mató sacerdotes y religiosos. En el País Vasco creo recordar que 17. Y fue Franco quien abrió la cárcel concordataria de Zamora, ahora hace 50 años, para meter a prisión a sacerdotes y religiosos simplemente por ejercer su libertad religiosa e ideológica.
¿La exhumación de Franco abre heridas o agita venganzas?
Limpia heridas mal cerradas que aún supuran. Escuece un poco en el momento, no queda otra, pero así acabarán bien cerradas.