Completando la entrada anterior, ofrecemos aquí, para promover un diálogo entre los lectores de Iglesia Viva, publicamos este texto de José Ignacio González Faus. Por otra parte este es un tema sobre el que, cuando todavía había tiempo de tomarlo en serio, en Iglesia Viva se había debatido mucho, razonando diversas posiciones. Se pueden consultar todos los debates sobre este tema en los números 259, 260, 262, 263E, 264 y 267 que están enlazados al final de esta ventana: https://iviva.org/archivo/?lista=debates
Le escribo desde un desacuerdo con la actitud del Govern de la Generalitat, (que me parece antidemocrática y poco ética), y desde una preocupación grande por todo el mal trato que están sufriendo y soportando en estos momentos los catalanes no independentistas. Creo importante decir esto de entrada para que sepa que es desde aquí, y no desde un sentimiento nacionalista, desde donde me siento obligado a decirle que es Usted el responsable último de todas estas tragedias.
No es buena norma de convivencia atender sólo a la falta de razón del otro, para dispensarse de examinar la propia falta de razón. Y a Usted creo que le falta razón, por mil razones como éstas:
- – Por su negativa a abordar un problema político que realmente existe, procurando que se lo resolvieran los jueces, dando al tribunal constitucional unas atribuciones penales que superan su carácter de arbitraje y creando esa increíble y sucia “policía patriótica”.
- – También por esa conocida máxima suya de que muchas veces “lo mejor es no actuar”, que ha llevado a que lo que antaño pudo ser sólo un tumor incierto se haya convertido hoy en un cáncer. Hace tiempo le escribí una carta (que no creo leyera) diciéndole que el proverbio ese chino de “sentarse a la puerta hasta que veas pasar el cadáver de tu enemigo”, no funciona siempre: a usted le ha funcionado cuando su enemigo eran unas izquierdas tantas veces divididas por haber llegado a confundir izquierdismo con egoísmo. Debo reconocerle que, a veces, admiré su astucia en este punto. Pero no siempre vale ese proverbio; y puede llegar un momento en que, en vez del cadáver, llega a tu puerta el tigre que lo ha devorado…
- – También por haber tolerado que una ministra de su gobierno (de defensa para más inri) dijera hace poco aquí en Barcelona que “la bravuconería separatista bajará los brazos dentro de poco”, dejando clara la pretensión de resolver el problema humillando a muchos catalanes e ignorando la fácil paráfrasis de una frase del escritor Tertuliano que seguramente conocerá Ud (“la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos”), y que ahora puede sonar así: la humillación de catalanes es semilla de nuevos independentistas. ¿Cómo puede un político ser tan ciego como para no entender esto?
- – También porque, aunque ahora diga Usted: “no me hagan llegar hasta donde no quiero llegar”, ha sido Usted el primero que se embarcó en esa ruta que lleva a donde ahora no quisiera llegar. Usted que, siendo el gobernante que más desigualdades ha creado entre los españoles, apelaba precisamente a que “no puedo tolerar desigualdades entre los españoles”, para no afrontar el problema catalán… No quiero entrar ahora en si las últimas actuaciones de la guardia civil y demás son criticables o no. Pero sí quiero decirle que era obligación primariamente suya el que no hubiera que llegar hasta ellas.
Comprendo que, por todos esos y otros factores más, se encuentra Usted ahora en una difícil situación de inferioridad: porque no sé yo qué pasará el 1 de octubre: si habrá referéndum, o no, declaración de independencia o no; lo que creo percibir es que, ahora, el interés de la Generalitat es que ese 1 de octubre haya más policía, más represiones, más detenciones, más porrazos si es posible… Y que todo eso sea visto en el mundo entero. Con lo cual se encuentra Usted en el peor de los dilemas: si no actúo, mal; si actúo, quizá peor… Sé también que, aunque no hubiera nada el 1 de octubre, no por eso se habrá resuelto nada: sólo se habrá agrandado un problema que es ya demasiado grande. E intento comprender también que se encuentra Usted preso en la vieja contradicción de su partido, que ha pretendido unir una derecha que quiere ser civilizada, con una extrema derecha franquista y agresiva sin la cual no podría Usted en modo alguno ganar ningunas elecciones. Me temo que esa unión un poco contra natura se ha roto ahora y los escombros le caen encima a Usted.
Desde este deseo de comprender, le pido perdón si he sido duro. No tengo nada contra Usted, e intento vivir una espiritualidad centrada en aquella máxima: “todo hombre es mi hermano”; y mi enemigo es también mi hermano; y los que me abofetearán por un lado y por el otro, por haber escrito esto, son también mis hermanos y quiero amarlos “para ser hijo del Padre de todos que está en los cielos y que hace llover y salir el sol sobre catalanes y españoles y sobre independentistas y constitucionalistas” (cf. Mt 5,44-45).
Desde el afán de vivir así (y aun sintiéndome lejos de esa meta) es desde donde me atrevo a decirle que haría Usted un gran favor al país si tuviera el coraje de presentar su dimisión por haber dejado que las cosas llegaran a una situación a la que nunca debieron llegar. Quizá, puestos a soñar, sería mejor que dialogara Usted con el señor Puigdemont para llegar a un acuerdo más o menos como éste: se suprime el pseudoreferéndum del día 1 (digo “pseudo” porque muchos de los que dicen que irán a votar, le niegan sin embargo el carácter de referéndum, y lo califican sólo como una movilización). Bien: llámesele como se quiera, se desconvoca lo del día 1 de octubre y, a cambio, tanto Usted como Puigdemont (representantes además de los dos partidos más corruptos de España), dimiten y convocan unas elecciones, generales y autonómicas, en las que ni Usted ni él se presentarán como candidatos. Sería un diálogo mucho más auténtico que ese de “sólo voy a dialogar cuándo retira Usted el referéndum”; o “sólo voy a dialogar la fecha y la pregunta del referéndum”…. Frases ambas dignas de figurar en aquel viejo “Celtiberia show” del señor Carandell.
No soy tan ingenuo como para esperar que esto ocurra. Pero sí creo que, si algo así sucediera, sería un gran beneficio para todos los ciudadanos y un buen ejemplo para todo el mundo.
Un saludo cordial desde alguien que no quiere dejar de ser hermano suyo (ni de nadie), por más que me sienta obligado a criticarle.
Buena carta la de Ignacio González Faus, pero creo que se recarga demasiado la tinta en la responsabilidad de Rajoy. No sé si ha escrito una carta similar a Puigdemont y a Junqueras. Estaría bien.
Aquí hay más responsables, muchos. Por enumerar unos pocos aleatoriamente: quienes firmaron el Pacto del Tinell, quienes guardaron silencio ante la profunda corrupción de Convergencia (en Cataluña y en el resto de España), quienes dejaron más poder del que les correspondía a Esquerra (tripartito) o a la CUP (ahora mismo), quienes toleraron que todo el alumnado de Cataluña fuera educado en catalán, aunque no fuera su propia lengua, la errática política del PSOE en el tema catalán, las constantes alianzas fácticas entre el nacionalismo catalán y el partido gobernante en España… Y como no, a esa otra mitad de Cataluña que está padeciendo la presión nacionalista con pasividad. Creo que estos son quienes más están perdiendo en estos momentos.
Y por descontado la política general del PP, tanto en este tema del nacionalismo político, como, sobre todo, en temas de libertades y de políticas sociales, de acogida de inmigrantes y atención a los más débiles…
No soy un entendido en política, pero soy un ciudadano español al que afecta el problema de la independencia de Cataluña y los problemas de justicia social de toda España.
En cuanto al aspecto jurídico de esa independencia, creo que un pueblo, si se siente injustamente tratado dentro de un Estado y si fracasa la vía legal (prevista obviamente por ese Estado), tiene legitimidad para buscar una vía pacífica de declarar su independencia. Para lograr esa legitimidad, la independencia debe ser aprobada por una amplia mayoría del ese pueblo, y seguir un proceso transparente de información sobre las ventajas e inconvenientes que se derivarían de esa independencia, tanto para el mismo pueblo como para el resto del Estado al que abandona. Me parece que estas condiciones no se cumplen actualmente en Cataluña.
En cuanto al aspecto ético-social, me hace desconfiar el observar que suelen ser las regiones de más nivel económico las que se platean su independencia respecto a las otras regiones. Por otra parte la tendencia actual parece ir más hacia la unión que a la separación; y un ideal más social, propio de la izquierda, defiende la unión de los proletarios para defenderse del poder del capitalismo.
No hace mucho le plateé a un amigo catalán, muy comprometido socialmente y muy radicalmente independentista, si no sería mejor emplear el impulso de la izquierda catalana junto con el de toda España para lograr un sistema económico-social más justo; me respondió que si yo lograba esto, él se apuntaba, pero que por ahora defendía la independencia.
Gracias por la carta…
La verdad es que todo el embrollo nace de estar sujetos a ideologías pasadas, que en absoluto pueden pervivir en las sociedades del Siglo XXI, pero que se adaptan perfectamente al inconsciente colectivo, bastante irracional y manipulable.
Ni el patriotismo españolista de derechas, ni el nacionalismo periférico separatista… son planteamientos meramente viables para adaptarnos a una sociedad global que requiere de instituciones cada vez más supranacionales. Los problemas de los mercados globales, la contaminación global, la interacción digital global, la multiculturalidad dominante, el fin de las tribus locales en hábitos de vida, consumo, referentes culutrales… nos aboca a más Europa y Mundo y menos nación, patria o región.
Sin embargo, las soflamas de mi pueblo o barrio como centro de la existencia convencen por su simpleza y toque de fibra sensible. para muestra un botón: que bellos los castellets, pero no los veo como deporte olímpico o como disciplina escolar evaluable para un currículum revisable por Pisa. Qué emoción la canción catalana, pero difícilmente se oirá en las emisoras especializadas de música adolescente y joven, qué interesante la gastronomía catalana, si no fuera porque es mera anécdota en la alimentación diaria de las familias y empresas del lugar. O qué idioma más bello y poético, pero poco útil para salir al extranjero… de más allá de los límites de los Paisos (incluso en ciertos barrios de Barna).
No… el mundo va por otro lado, y flaco favor le hacemos emperados en preservar el patrioterismo centralista borbónico del XIX o el nacionalismo emergente de la pequeña burguesía de fines del mismo siglo.
En esa carta podría poner mi firma sin ningún inconveniente. Pero ni usted ni yo vamos a ser complacidos. Porque detrás o delante de este presidente funciona como un reloj la erótica del poder. Está convencido que para tenerlo y retenerlo, vale todo. Y vistos los personajes y personajillos de los que se rodea no hay otra conclusión posible. Prepotente y despreciativo, es sin embargo tan limitado en su mediocridad que el día que se vaya, siendo como ha sido un gran embustero, le parecerá mentira.¡¡¡Ojalá sea pronto!!!
Totalmente de acuerdo. Me alegra el envío de ese escrito, pero más alegre estaría si fuese avalada por la CEE.