Dejar a Dios para estar con Dios

Dejar a Dios para estar con Dios

Hace unos días el teólogo Jesús Martínez Gordo nos relataba cómo el cura de su pueblo estaba estableciendo contacto más estrecho con su pueblo aprovechando el confinamiento. En este artículo continúa su reflexión sobre el futuro de la Iglesia en la desescalada, menos clericalista y más participativa. IV.

Nunca me ha gustado el gnosticismo, sobre todo, por su desprecio o, al menos, descuido del espesor de la historia. Y ahora, en pleno “boom” de misas telemáticas, tengo la sensación de que puede irrumpir con una fuerza inusitada, si acabamos trasladando lo que es propio de tiempos excepcionales (dichas eucaristías telemáticas) a lo habitual (a las presenciales). Y como, contrapunto reactivo, tampoco me ha gustado nunca la profusión desmedida de celebraciones eucarísticas para llegar a cuantos más, mejor; no importando hacer del cura un funcionario (cuando no, un autómata) eucarístico.