Democracia e incertidumbre

Por Carlos García de Andoin. Presidente de la Asociación Iglesia Viva

Covid-19. Ni nuestras sociedades ni nuestros sistemas de protección y defensa habían previsto el riesgo de una pandemia así. La gripe A en 2009 nos había llevado a la conclusión más escéptica. Las alertas médicas resultaron alarmistas, y al final, todo quedó en un pingüe negocio para la farma-industria. Ahora sí, tenemos la experiencia social de una pandemia, y de cómo es posible que, sin armamento nuclear, la vida natural ponga en jaque la vida humana, el sistema sanitario y residencial, la economía y el empleo y también la política, la cual queda infectada en varios frentes.

En el geopolítico. Probablemente, al igual que el orden mundial cambió con la II Guerra Mundial o la caída del muro de Berlín, el Covid-19 puede convertirse en otro gozne semejante. No sólo por los impactos políticos, económicos y sociales globales, sino por la aceleración que puede imprimir hacia un nuevo orden geopolítico, en el que China acabe tomando el relevo en el liderazgo mundial a los EE.UU. Paradójicamente, el país que ha incubado el coronavirus, puede terminar siendo el gran beneficiario de esta crisis.

Pero de modo más crítico, el Covid-19 agrava el diagnóstico de una política occidental acogotada por el ascenso del populismo de ultraderecha. La política democrática no ha salido aún de la crisis de representación que, entre nosotros, emergió el 15-M. La gran recesión de 2008 puso en evidencia el debilitamiento de los Estados democráticos por la globalización neoliberal y su impotencia para proteger a sus ciudadanos en contextos de vulnerabilidad. El coronavirus, una década después de la gran recesión, pone de nuevo al Estado democrático ante el desafío de su capacidad y de su utilidad para cuidar, proteger y defender a sus ciudadanos. Si nuevamente fracasa, la ciudadanía puede acabar por volver su mirada al modelo autoritario. Si algo ha demostrado China en esta crisis, a criterio de los epidemiólogos, es que su draconiana actuación ha sido efectiva para combatir el coronavirus. Ha sido finalmente el modelo seguido por los países democráticos. Veremos incluso que en la lucha por eliminar los riesgos de repunte emularemos sus métodos de control de la población y uso masivo de datos personales.

El otro impacto alcanza a la Unión Europea y a su capacidad para crear el escudo social a los sectores más vulnerables, personas y empresas. En esto se la juega. Porque esta acción protectora sólo es posible inyectando recursos a las empresas y a las familias; por tanto, con endeudamiento público. Compartiendo moneda y mercado únicos, es necesaria la actuación conjunta y solidaria de la Unión Europea. Por diversas vías, pero también en la mutualización de la deuda. De lo contrario nuevamente pagaremos un precio abusivo por el dinero. No parece, hasta el presente, que los ricos del Norte estén por la labor. Sin embargo, ahora, con Francia e Italia de nuestro lado, la lucha va a ser bastante más equilibrada que aquella que Alemania, Holanda y Finlandia, con prepotencia, libraron frente a Grecia. Si se impone la ley de la jungla el proyecto europeo quedará gravemente afectado de neumonía bilateral. ¡Al respiradero mecánico!

En cuarto lugar, la crisis del Covid-19 es probablemente un icono de las nuevas problemáticas globales con que nos vamos a topar en el siglo de la crisis climática, la digitalización y la inteligencia artificial. Nos parecía poco creíble que un virus silencioso e invisible pudiera resultar tan destructor. Irreal también el llamamiento a combatirlo con pacífica e inofensiva vida monástica: reclusión, lavarse las manos, sobriedad relacional, madurez emocional, horarios ordenados, vida esencial. Una crisis de estas características nos desvela la naturaleza de los nuevos problemas que hacen vulnerable a la especie humana en la era de la crisis ecológica. También nos revela la estrechez e insuficiencia de la vieja política, incapaz de gobernar en condiciones de complejidad, volatilidad e incertidumbre. Son necesarios nuevos modelos de acción de gobierno mucho más interdependientes y colaborativos con la sociedad, sus instituciones y sus profesionales. Acción de gobierno entre Scila y Caribdis, que no debe subestimar los riesgos, pero que, a su vez, debe correr riesgos. Una política que más allá de modelos burocráticos y racionales, debe contar con las emociones, los miedos, la confianza y la esperanza de sus ciudadanos. Modelos de liderazgo más cooperativo y multinivel (local, autonómico, estatal, regional y global).

La reacción del populismo es la simplicidad y en último término la vieja fórmula autoritaria. Sin embargo, la alternativa no es la democracia burocrático-racional, sino una democracia sináptico-neuronal, mucho más conectiva, conjuntiva, sentiente, rápida y adaptativa.

2 thoughts on “Democracia e incertidumbre

  1. Honorio Cadarso 7:14 pm 13 Abr,2020

    Honorio:

    Un gran acierto este monográfico sobre el Coronovirus.De momento, porque quizá volveré sobre el tema, echo de menos un tratamiento deel tema  desde  debajo de los tejados, a ras de suelo.Dios suele actuar por medio de causas terceras: Trump, la Merkel, China, Alemania, Bolsonaro… Alguien ha dicho aquí que China, la que ha desatado la tormenta,  va a salir ganando y es la vedette de este cabaret. Ma parece un tanto contradictorio identificar a la facinerosa con la vedette, así a bote pronto. El tema del coronavirus está dejando con el culo al aire a todos, al neoliberalismo y al socialismo, y tengo un poco la impresión de que los chinos están haciendo el rol de lols discípulos que se dedicaron a buscar panes y peces cuando el milagro aquel de la multiplicación de los panes y los peces. Coscubiela hablar en su aportación de la aportación de China, Corea y no sé qué otro país, y es evidente que la estrategia de estos país no se parece en nada a la del universo neoliberal. Pero claro, como a nosotros nos queda un poco a desamano ese univeso, no nos ponemos a reflexionar en serio sobre lo que hacen y lafilosofía que han heredado en los miles de años que llevan existiendo.

    Bueno, no me tomen demasiado en serio..

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  2. jordiricard 7:10 pm 11 Abr,2020

    No niego la validez de este artículo, pero me pregunto como puede ser necesario un Virus para reconocer la extensión de la muerte por causa de la desigualdad y la miseria. Cada vez que escucho hablar del progreso me pregunto ¿por qué no se menciona la miseria y el atraso que afecta a poblaciones aún mayores (en número al menos) a las del primer mundo o a las que tienen suficiente educación formal para hacer uso óptimo de la tecnología? Si algo, me parece se debe agradecer a este período auténtica y literalmente «viral» es que, como la muerte, nos haga a todos iguales y no me extraña la sorpresa para muchos. Mientras que en los tiempos en los que nadie sabía que estuviese incubándose este peligro los miserables del mundo solo eran mencionados para pedir dinero con la supuesta intención de ayudarles, ahora que el virus se ha hecho dueño de una buena parte del planeta, siguen sin mencionarse. A estas alturas nadie sabe con suficiente excatitud que daño esté causando en el Africa central porque allí no hay censos de población, ni hay medios de comunicación, de modo muy parecido a cuánto tardó el SIDA en ser reconocido.

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