La política hoy, entre la utopía y el pragmatismo

La política hoy, entre la utopía y el pragmatismo

261-00-PORTADAEn este número 261, enero-marzo de 2015, IGLESIA VIVA se plantea la política no de una manera abstracta sino como se nos presenta hoy y aquí. Como una avalancha utópica que muchos temen como un cataclismo y otros esperan como un cambio epocal forzado desde el pueblo indignado.

Pero IGLESIA VIVA afronta este tema de la política hoy, no con simple entusiasmo mitinero, manejando emociones y simplificando los problemas sino con profundidad crítica y realismo. Desde el 2008 está reflexionando este equipo en los problemas que ha planteado la crisis y en las nuevas políticas que exige salir de ella con dignidad. He aquí la relación de los últimos números dedicados a temás sociales y políticos:

– 234: La formación política (2008)
– 236: ¿Un nuevo capitalismo? (2008)
– 240: Ética ante la crisis (2009)
– 244: Desigualdades y fraternidad cristiana (2010)
– 246: Reinventar la política (2011)
– 248: La crisis y el sistema económico liberal (2011)
– 249: Fascismo social y criminalización de la pobreza (2012)
– 253: La crisis: víctimas y victimarios (2013)
– 257: Evangelizar, ¿como si la crisis no existiera? (2014)
– 259: Movilización ciudadana responsable (2014).
(Consultar todos estos números en la pestaña La revista –> Colección completa)

Por eso hoy, al empezar un año en que se van a producir en España cuatro procesos electorales que podrían cambiar el mapa político de España, se pone a disposición de todo el que quiera pensar y profundizar en lo político un conjunto de artículos que tiene el lector a su disposición en esta misma página.

Si entras en la pestaña La revista –> Último número encontrarás el sumario completo y la presentación de todo el número.

Además de los estudios sobre las dificultades intrínsecas al pacto social siempre renovado (Velasco) que constituye el ideal de la democracia y sobre la tozudez de un sistema económico que se ha hecho global (Zamora), se presentan los caminos por donde transita la esperanza de más igualdad y fraternidad (García Roca). Esta tensión entre utopía y pragmatismo es la que viven cristianos concretos que llevan años militando tanto en la Iglesia como en los partidos de izquierda (DEBATE). Siempre en compañía creyentes con no no creyentes como lo testimonian los artículos de Santesmases y Fernández Buey (Página Abierta).

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Amor e indignación. El alcance de un puñetazo

Amor e indignación. El alcance de un puñetazo

XIMO2
Por Joaquín García Roca, sociólogo y teólogo, del Consejo de Iglesia Viva,

Las manifestaciones del papa Francisco, en conversación informal con periodistas, en las que solicita que no se insulte ni provoque la fe de los demás “porque será natural e inevitable que alguien dé un puñetazo a quien ofende a su madre” han planteado cuestiones que cada una de ellas merece una atención diferenciada.

1.- Algunos andan preocupados por el alcance del “puñetazo”. ¿Cómo un papa que enfatiza la misericordia y el perdón ha podido justificar una reacción violenta? ¿Dónde queda aquello de la otra mejilla, se preguntan con evidente asombro? Ciertamente que un puñetazo ni es mortal ni incita a la guerra santa ni inicia una revuelta ni justifica medidas violentas; simplemente indica que el amor sin indignación no es amor en absoluto. Quien es incapaz de airarse, sólo conoce la apatía de la indiferencia. Un amor decidido y eficaz es un amor airado. Por eso el cristiano se indigna airadamente de los productores de pobreza, de los políticos corruptos, de los provocadores gratuitos, de los saboteadores de la convivencia. Quizá el mundo cristiano necesita más personas indignadas que den puñetazos ante los despropósitos e injusticia. No se está justificando asesinatos, violencias ni terrorismos sino indicando simple y decididamente que no todo es tolerable. Con la imagen del puñetazo se indica que la suavidad y amabilidad en cualquier circunstancia no equivale al amor cristiano sino que muchas veces esconde cobardía y flojera.

2.- El gesto físico de repulsa, que escenifica el Papa en la conversación, ante la provocación de lo que se considera sagrado en una determinada sociedad, en ningún caso pretende alimentar la violencia ni justificar la acción asesina, sino al contrario pretende desactivarlas. Para ello, no concede ninguna razón a los que mataron –con el asesinato la perdieron toda– pero intenta comprender a los millones de personas que en nombre de sus convicciones religiosas piden respeto airadamente en las calles de medio mundo. Cuando la humanidad se introduce peligrosamente en la confrontación entre multitudes que practican el derecho de expresión y multitudes que practican el derecho a ser respetadas en sus creencias, se necesitan lideres mundiales que ayuden a desactivar el círculo la lógica de la acción-reacción que siempre es un poder autodestructivo productor de barbarie y muerte. Un líder religioso como Francisco, que ha lanzado carcajadas contra el poder absoluto del dinero y del capitalismo y ha erosionado el poder eclesiástico en todas sus formas, está legitimado para desestabilizar el poder absoluto de los medios de comunicación.

3.- ¿Es la blasfemia una provocación intolerable? ¿O quizá el derecho a la expresión debe aceptarse sin reservas ni limites porque es una conquista irrevocable e incondicional del mundo civilizado? Cuando la Ministra de Justicia francesa se opone frontalmente a las declaraciones del Papa en razón de considerarse la patria de la irreverencia, consagra un principio peligroso para la convivencia cívica. Por las mismas razones, que desautoriza los límites al derecho de expresión, deberían ser intocables los Whatsapp, que hablan de amenazas y predican la irreverencia con el orden público: al fin y al cabo son manifestaciones del mismo derecho de expresión. La finura francesa puede dar más de sí.

4.- Al considerar que la libertad de expresión es un núcleo básico, incondicional y absoluto de la civilización occidental, se añade un elemento nuevo, a saber, que quien la matice o simplemente la someta al criterio del buen gusto o al sentido común se considerará un hereje contra la razón ilustrada y un atentado contra la modernidad y los valores de occidente. Ya no estamos ante un agravio y una represalia condenable por provocar muerte, sino ante un conflicto de civilizaciones. El resultado es tremendamente peligroso por las consecuencias que produce, se logra blindar nuestros países a los pasajeros sospechosos, se evita el contagio de los inmigrantes que se declaran sobrantes, se temen a las minorías sociales, culturales y religiosas que con sus estilos de vida cuestionan los nuestros y merecen un control especial; con lo cual se justifica el cierre de fronteras y se impide la movilidad de las personas ante un clima social irracional. El control de aeropuertos, las leyes restrictivas sobre el orden público, la negación de otros derechos civiles como el de manifestación están servidos y justificados a causa del miedo frente al portador de otra civilización incompatible. Sin embargo, las civilizaciones no entran en conflicto sino que lo que chocan es lo peor de cada una de ellas alentados por las tensiones acumuladas en el interior de la única civilización global. Unos y otros luchan por el poder y la influencia, con los mismos medios de comunicación, con sus tarjetas de crédito, con sus agencias globales de financiación, con las redes e Internet. Por debajo del choque de civilizaciones hay una civilización global que debe humanizarse entre todos con pedagogía social y estrategias pre-políticas, a la que el Papa hace una contribución modesta y razonable.

5.- En esta cultura global, no cabe ni el terrorismo que mata ni el desprecio arrogante de las convicciones del otro. Ciertamente, hay que tutelar la risa y la carcajada, hay que promover firmemente el derecho a la vida y el derecho de expresión, pero con la misma firmeza hay que defender también todos y cada uno de los derechos civiles, sociales y políticos. Frente al terrorismo, que mata, no debe haber tregua, pero la reacción no puede ser meramente policial y militar sino que debe implicar el compromiso democrático a favor de la justicia, tanto penal como redistributiva; entonces la libertad de expresión no responderá sólo a las leyes del mercado sino que se someterá al interés general. No se puede confundir la civilización global con una libertad más interesada en producir beneficios para pocos que justicia para muchos. Existe fundamentalismo en cualquiera secta religiosa, y también existe un fundamentalismo de la propia razón cuando la antepone al interés general y a la paz social. Sólo de este modo se puede afrontar un futuro global e interdependiente.

6.- Cuando la humanidad se introduce en esta espiral de acción-reacción se necesitan mediadores mundiales que desde la arena y en el interior de fuerzas contrapuestas llamen al sentido común, detengan las aguas agitadas de la rabia y el resentimiento, y favorezcan la paz a través del encuentro de quienes hoy están en trincheras contrapuestas y excluyentes. Para la nueva civilización se necesitará tanto la verdad de los que defendemos la libertad de expresión como la verdad de lo que defendemos el respeto a las creencias de las personas. Para esta operación no sirve la batalla de la represalia, ni tampoco instalarse en el “o con nosotros o con los terroristas”, sino que es necesario otro camino capaz de tutelar la libertad de expresión y la diversidad cultural y religiosa. La manifestación informal y distendida del papa resulta, de este modo oportuna, adecuada y pertinente en el fondo y en la forma.

  • El texto más completo de las declaraciones papales en el avión puede leerse en Vatican Insider que reproduce también Religión Digital.

  • El vídeo con el simulado puñetazo del papa en YouTube

Cristianismo de baja intensidad

Cristianismo de baja intensidad

XIMO2
Joaquín García Roca pertenece al Consejo de Dirección de Iglesia Viva desde 1977. Ver sus artículos 

¡Si, han leído bien, quédense con este eslogan! Empieza a moverse  por todos los círculos religiosos y laicos que pretenden socavar el proyecto del papa Francisco. El eslogan se ha oficializado en la última Conferencia  General del Episcopado italiano, celebrada el mes de noviembre. Al inicio de la Asamblea, los obispos le encomendaron a su sociólogo de referencia, Luca Diotallevi, una ponencia con el titulo Hacia un catolicismo de baja intensidad. Una contribución sociológica para la situación italiana” Con referencias veladas, quería ser un análisis de la situación actual de la Iglesia bajo el efecto Francisco.  El auge religioso, que se supone acompaña al pontificado de Francisco según el sociólogo, se construye sobre la destrucción del cristianismo confesional y sobre la religión de baja intensidad, que concede al consumidor religioso la capacidad de elegir entre las ofertas religiosas. Bastará que las autoridades religiosas rebajen las propias pretensiones normativas, flexibilicen sus convicciones y muestren gran indulgencia para disponer de un futuro prometedor y un discreto liderazgo. Prueba de que se ha entrado en esta deriva, según el sociólogo, es la renuncia a la doctrina tradicional sobre el sacramento del matrimonio para apostar por alusiones genéricas a la familia. Incluso la crisis del clero  es el resultado de un cristianismo de baja intensidad.
Según este diagnóstico, la Iglesia a consecuencia del proyecto de Francisco, padece el síndrome de la relajación, que liquida sus firmes convicciones y renuncia al carácter misionero y martirial, que habría caracterizado a los dos anteriores pontificados.  Para dicho sociólogo y para el coro de cardenales y obispos italianos que asentían complacidos, la tesis les confirmaba en su rechazo al pontificado de Francisco,

 

Para muchos de ellos, invocar la misericordia es abrirse a la siempre perversa tolerancia y abandonar la santa intolerancia; apostar por el diálogo es perder la identidad, renunciar al poder es debilitar las instituciones eclesiásticas. El eslogan es tan potente que en torno a él se han convocado cardenales y obispos otrora obedientes al Papa y ahora descreídos,  movimientos eclesiales conservadores que confundieron el deseo de Dios con sus intereses orgánicos, institutos de opinión que incubaron sus ideologías con ropajes religiosos.

 

La tesis de una “low intensity religion” viene proclamándose desde hace décadas por parte de la sociología americana para explicarse el éxito de los pentecostales, los carismáticos y la New Age, mucho antes de que llegara Francisco. Incluso puede afirmarse que los pontificados anteriores pretendieron afrontarla, al parecer con poco éxito.

 

¿Realmente lleva el diálogo a la acomodación, como reprochan al papa Francisco  o es el diálogo la señal de identidad de la comunidad de Jesús? Se es católico en la medida que se es capaz de descubrir las “semillas del Verbo”, que existen en otras historias, en otras tradiciones, en otras religiones. Como expresó el Concilio “la Iglesia… no está ligada de una manera exclusiva e indisoluble a ninguna raza o nación, a ningún género de vida particular, a ninguna costumbre antigua o reciente… Puede entrar en comunión con las diversas civilizaciones. De ahí el enriquecimiento que resulta, así para ella como para cada cultura” (GS 58) Sólo cabe descubrir sus signos y señales en diálogo con todos, ya que no somos sus dueños ni sus propietarios.

 

Como sociólogo de la cultura tengo más razones para creer que hoy triunfa más la dictadura de lo fuerte y de lo violento, que la propuesta por la ternura y por la paz.  Basta acercarse a los estadios de fútbol, a los telediarios, a las tertulias y a los programas de mayor éxito  par observar que la ternura y la misericordia, predicada por Francisco, es anticultural. La violencia es la ideología dominante, mientras que la ternura es la convicción de los perdedores. El sociólogo haría bien en advertir que lo débil, lo tierno, lo insignificante y la tolerancia venden menos que la violencia, el fanatismo o la maldad. Quien nombre el diálogo no ganará unas elecciones. El discurso y las prácticas de Francisco no son acomodaticias sino profundamente anticulturales, a causa de su calidad evangélica. Basta atender a los índices de audiencia para ver que la apuesta por la tolerancia, la compasión o la misericordia no es lo que triunfa en el mercado. Asi lo ha entendido el cineasta Ridley Scott, que estas fiestas navideñas, llena los cines para ver “Exodus”, que presenta a un Dios guerrero con la mano de hierro, vengativo, iracundo, salvaje y fanático, al que no importan los daños colaterales que causa en el pueblo egipcio Un papa preocupado por decirle a la gente lo que le gusta escuchar, tengo serias dudas que le ofreciera la película de Roberto Rossellini “Francisco, juglar de Dios”. El éxito mundano hoy cae de parte de los fundamentalistas, de los que venden certezas, de los autoritarios.

 

En ciertos sectores, se le critica a Francisco que renuncie a la ortodoxia y a la pastoral y moral consecuentes con ese dogma para recibir el aplauso del mundo. A mi entender, sucede más bien lo contrario, ningún pontífice ha incomodado tanto a los poderes de este mundo como Francisco en su posicionamiento contra el sistema capitalista, “que es radicalmente injusto” (EG 59), contra “el fetichismo del dinero, que mata” (EG 55), contra “la absoluta autonomía del mercado y la especulación financiera (EG 56), contra la vergüenza migratoria y contra el Estado Islámico y quienes lo han promovido, pues sus crímenes no deben recaer sobre el Islam como otros querrían. Ningún pontífice ha incomodado tanto a los clérigos satisfechos como Francisco al denunciar a los falsos pastores y a los encubridores. No se le puede acusar de relativismo ni  de tibieza ni de abaratamiento de las exigencias evangélicas.

 

Un comentarista español añade para que no exista duda que  “Benedicto XVI, al contrario, quiso preparar a la Iglesia para que perdiera el miedo a ser minoría e incluso a sufrir el martirio. Ahora las cosas son distintas. Parece que se aspira a convertir la Iglesia en una religión de baja intensidad mucho más aplaudida y menos influyente porque no tiene nada que decir que no sea lo que todos dicen y aplauden. Entre una Iglesia aplaudida porque renuncia a la ortodoxia y a la ortopraxis y una Iglesia perseguida porque imita al Crucificado, yo escojo la segunda”

 

Subyace en esta crítica la idea radicalmente falsa de que una opción pastoral basada en la misericordia abandona el coraje para hacer frente a los conflictos de este mundo. ¿Acaso invitar a “salir al encuentro”, como hace Francisco, significa abandonar la tradición propia, o más bien la tradición se ha construido por los sucesivos encuentros del evangelio de Jesús con el espíritu de cada  tiempo? Decir que la Iglesia es un “hospital de campaña” no significa negar su condición de Misterio, sino indicar que el mayor misterio consiste en realizarse como curación. La misericordia no es gracia barata como bien saben los que se han sentido perdonados alguna vez.

 

Los ejércitos son visibles, las paredes son visibles, los templos son visibles, los muros son visibles, las tiaras son visibles pero también son visibles el amor, la confianza, la bondad, la túnica ligera, la compasión. Y como solicitaba el Concilio “ la Iglesia renunciará al ejercicio de ciertos derechos legítimamente adquiridos tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio o las nuevas condiciones de vida exijan otra disposición”  (GS 76)

 

El análisis sociológico no puede dar soporte empírico ni argumento serio que permita atribuir la baja intensidad al factor Francisco. Más bien al contrario, fue el monopolio católico y la intolerancia quien vació los templos y produjo la crisis de las vocaciones. El fundador del fascismo italiano, Benito MUSSOLINI, lo expresó inequívocamente a su Ministro de Asuntos Exteriores: “¡Yo soy católico y anticristiano!” Para su proyecto político antidemocrático y totalitario necesitaba del catolicismo pero rechazaba el cristianismo como aliento profético capaz de denunciar los comportamientos antihumanos del fascismo y estimar lo que el fascismo desestimaba. Aquello sí que era  “mundanidad”, era acomodo, era arrogancia, era imposición, justo lo que convirtió el cristianismo en una religión de baja intensidad.

 

Los templos se vaciaron antes de llegar Francisco cuando se tronaba desde los púlpitos. Los seminarios se cerraron a causa de un modelo periclitado de vivir la vocación antes de llegar Francisco, el descrédito no llegó con Francisco sino cuando la Iglesia se contagió del poder mundano. Eso es  justo lo que hizo que Francisco fuera esperado y deseado por el pueblo fiel. En lugar de una Iglesia de baja intensidad, es él quien nos regala una Iglesia de alta intensidad evangélica.

 

[Traducción del valenciano del artículo que se publicará en breve en la revista Cresol de Valencia]

Historia del Consejo

PERSONAS QUE HAN  PERTENECIDO AL CONSEJO DE DIRECCIÓN

DE IGLESIA VIVA EN LOS 51 AÑOS DE SU HISTORIA.

 

Fernando Sebastián Aguilar. Primer Director y Editor 1966-1972 †
José Ángel Ubieta 1966-1972
José Mª Setién Alberro 1966-1997 †
Rafael Belda Dardiñá. Primer Presidente Asoc. Ig. Viva (1988-1999) 1966-1999 †
Gregorio del Olmo Lete 1966-1976
Santiago García Rodríguez 1966-1976 †
Antonio Duato Gómez-Novella. Director (72-75) y Editor 1972-
Alfonso Álvarez Bolado 1972-1997 †
Francisco Fontecha Inyesto 1972-1997 †
Enrique Freijo Balsebre 1972-1995 †
Olegario González de Cardedal 1972-1976
Joaquín Perea González. Director (2010-2016) y Presidente (2000-2018) 1972-
José Puente Egido 1972-1979 †
José Mª Rovira Belloso 1972-1997 †
Ricardo Alberdi Ugarte 1974-1981 †
Mª Teresa Aubach 1975-1977 †
Manuel de Unciti y Ayerdi 1975-1976 †
José Antonio Comes Ballester. Director 1975-2009. 1975-2014 †
Antonio Cañizares Lloveras 1977-1985
Enrique Clemente Cubillas 1977-1979
Joaquín García Roca 1977-2018
Demetrio Velasco Criado 1979-2016
Jesús Conill Sancho 1980-2014
Adela Cortina Orts 1980-2014
Rafael Díaz-Salazar Martín 1983-2014
Andrés Torres Queiruga 1983-2019
Javier Vitoria Cormenzana 1983-2014
Ángel Castiñeira Fernández 1997-2001
Elisa Estévez López 1997-1997
Carlos García de Andoin Martín. Presidente Asoc. IV (2019-    ) 1997-
Carlos Gómez Sánchez 1997-2003
Mª Dolors Oller i Sala 1997-2014
José Miguel Rodríguez Fernández 1997-
Fernando Vidal Fernández 1997-2015
José Antonio Zamora Zaragoza 2000-
Mercedes Navarro Puerto 2002-2009
Pedro Fernández Castelao 2008-2012
José Manuel Caamaño López 2010-2012
Teresa Forcades i Vila. Directora (2017-       ) 2010-
César Rollán Sánchez 2010-2012
Montserrat Escribano Cárcel 2012-
Neus Forcano i Aparicio 2014-
Daniel Barreto 2015-
Ester Busquets Alibés 2015-
Roberto Casas 2015-
Víctor M. Marí Sáez 2015-
Sebastián Mora Rosado 2015-
Bernardo Pérez Andreo 2015-2019
Mª Claustre Solé 2015-2017
Luis Aranguren Gonzalo 2017-2020
Anna Eva Jarabo Folgado 2017-
Mercedes Arbaiza 2018-