Oct
18
2017
Si es incuestionable, como regla general de la comunión eclesial, que no son de recibo las decisiones unilaterales –aunque estén urgidas por una grave carencia ministerial-, también lo es la defensa de un modelo presbiteral, al precio de condenar a la desaparición a muchas comunidades. Por eso, conviene reconocer que cuando colectivos cristianos siguen proponiendo la presidencia extraordinaria de la eucaristía y de la comunidad por laicos o cuando el gobierno eclesial defiende a capa y espada una determinada manera de sacerdocio ministerial como “el” modelo indiscutible, es evidente que peligran la unidad en la fe y la comunión. Y, como consecuencia de ello, no solo desaparecen comunidades, sino que también se resiente la catolicidad. Ésta –como la unidad y la comunión- es, ciertamente, responsabilidad de todos los bautizados, pero, en este caso particular, lo es, sobre todo, de los sucesores de los apóstoles. …