Mar
21
2016
A partir del hecho paradójico de la Semana Santa que él vive en Andalucía, José María Castillo se pregunta por la o las teologías que explican la pasión de Jesús.
No resulta fácil entender lo que vemos y vivimos cada Semana Santa. Porque no es fácil entender por qué, cada año y cuando llegan estos días, paseamos por nuestras calles imágenes de dolor, agonía y muerte, en procesiones de respeto y devoción. Y, lo que es más llamativo, exhibimos las imágenes del fracaso en tronos de exaltación triunfal, con música gregoriana, incienso de dioses y bandas de música, tambores y trompetas. Todo eso, que es la expresión más elocuente del empeño incomprensible por hacer, del fracaso más humillante de la vida, el triunfo soñado de nuestras más sublimes ilusiones.