Los laicos, presidentes de la eucaristía y de la comunidad

Los laicos, presidentes de la eucaristía y de la comunidad

Por Jesús Martínez Gordo

Si es incuestionable, como regla general de la comunión eclesial, que no son de recibo las decisiones unilaterales –aunque estén urgidas por una grave carencia ministerial-, también lo es la defensa de un modelo presbiteral, al precio de condenar a la desaparición a muchas comunidades. Por eso, conviene reconocer que cuando colectivos cristianos siguen proponiendo la presidencia extraordinaria de la eucaristía y de la comunidad por laicos o cuando el gobierno eclesial defiende a capa y espada una determinada manera de sacerdocio ministerial como “el” modelo indiscutible, es evidente que peligran la unidad en la fe y la comunión. Y, como consecuencia de ello, no solo desaparecen comunidades, sino que también se resiente la catolicidad. Ésta –como la unidad y la comunión- es, ciertamente, responsabilidad de todos los bautizados, pero, en este caso particular, lo es, sobre todo, de los sucesores de los apóstoles.